El proceso es mecánico porque está conformado por elementos que tienen una función específica, sin los cuales no es posible que se produzca correctamente dicho proceso. Es como un auto, el cual funciona en razón de sus componentes mecánicos. Para que el auto funcione óptimamente es necesario que todos sus componentes también funcionen correctamente.
El sujeto, equipado por naturaleza con un aparato sensorial o aparato perceptivo, formado por el conjunto de los cinco sentidos, entra en contacto con el objeto de manera totalmente pasiva a través de dicho aparato, el cual le reporta lo percibido a nuestra mente o conciencia, que son registradas en la memoria. Al conjunto de percepciones sensoriales se les llama “experiencia” sensitiva, o empiria.
La explicación mecanicista de la relación entre el sujeto y el objeto, se puede decir entonces, es el fruto de la reflexión filosófica de la escuela empírica, cuyos orígenes se encuentran desde Aristóteles[1] y llegan hasta los pensadores ingleses John Locke y David Hume.
Es importante hacer la contextualización del modelo mecanicista porque este tema está ligado a algunos otros que se exponen en Filosofía 1, y porque puedes así amplificar tu comprensión de las formas de pensar –o métodos- de los filósofos.
El modelo mecanicista es acertado o correcto cuando expone que es a través del aparato perceptivo que se produce el proceso de conocer, pero falla al no lograr explicar aquel tipo de conocimiento que no depende de la experiencia sensorial, sino del proceso de abstracción, fundamental en la construcción del conocimiento científico.
De ahí que su carácter cognoscitivo sea empírico, es decir referido exclusivamente a las percepciones sensoriales, las cuales son el resultado del reflejo fiel, 100% objetivo y neutral (como si fuera un espejo) del objeto, tal como señala el modelo.
La relación entre el sujeto y el objeto es, de acuerdo con este modelo del conocimiento, un proceso mecánico que se inicia con el mero y simple entrar en contacto el sujeto con el objeto, a través del aparato perceptivo.
El proceso es mecánico porque está conformado por elementos que tienen una función específica, sin los cuales no es posible que se produzca correctamente dicho proceso. Es como un auto, el cual funciona en razón de sus componentes mecánicos. Para que el auto funcione óptimamente es necesario que todos sus componentes también funcionen correctamente.
La explicación mecanicista de la relación entre el sujeto y el objeto, se puede decir entonces, es el fruto de la reflexión filosófica de la escuela empírica, cuyos orígenes se encuentran desde Aristóteles[1] y llegan hasta los pensadores ingleses John Locke y David Hume.
Es importante hacer la contextualización del modelo mecanicista porque este tema está ligado a algunos otros que se exponen en Filosofía 1, y porque puedes así amplificar tu comprensión de las formas de pensar –o métodos- de los filósofos.
El modelo mecanicista es acertado o correcto cuando expone que es a través del aparato perceptivo que se produce el proceso de conocer, pero falla al no lograr explicar aquel tipo de conocimiento que no depende de la experiencia sensorial, sino del proceso de abstracción, fundamental en la construcción del conocimiento científico.
De ahí que su carácter cognoscitivo sea empírico, es decir referido exclusivamente a las percepciones sensoriales, las cuales son el resultado del reflejo fiel, 100% objetivo y neutral (como si fuera un espejo) del objeto, tal como señala el modelo.
La relación entre el sujeto y el objeto es, de acuerdo con este modelo del conocimiento, un proceso mecánico que se inicia con el mero y simple entrar en contacto el sujeto con el objeto, a través del aparato perceptivo.
El proceso es mecánico porque está conformado por elementos que tienen una función específica, sin los cuales no es posible que se produzca correctamente dicho proceso. Es como un auto, el cual funciona en razón de sus componentes mecánicos. Para que el auto funcione óptimamente es necesario que todos sus componentes también funcionen correctamente.
Esto último quiere decir que el sujeto construye, con los datos empíricos que le reporta su aparato perceptivo, una imagen o representación mental que es el reflejo fiel, totalmente objetivo y neutral, de lo que el objeto es. Una idea de esto nos la puede dar el reflejo de un espejo plano, que refleja exactamente la forma de los objetos sin distorsionarlos.
[1] Aristóteles señaló que “Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causan las percepciones de nuestros sentidos son una prueba de esta verdad... Los animales reciben de la naturaleza la facultad de conocer por los sentidos. Pero este conocimiento en unos no proporciona la memoria; al paso que en otros la produce. Y así los primeros son simplemente inteligentes; y los otros son más capaces de aprender que los que no tienen la facultad de acordarse. En los hombres la experiencia proviene de la memoria. La experiencia es el conocimiento de las cosas particulares, y el arte, por el contrario, el de lo general”, por ello para Aristóteles la ciencia es un arte. (Cf. Aristóteles, Metafísica, Editorial Espasa-Calpe Mexicana, México, 1995, páginas 11-12)
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